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Tipos de gasto en nuestras finanzas personales

Empecemos con una buena noticia: la razón por la que en ocasiones parece tan difícil tener el control de nuestro gasto es, en parte, biológica. Aunque frecuentemente suponemos que pensamos y escogemos bien, para la inmensa mayoría de nosotros dividir por más de una cifra o repartir la cuenta después de comer en un restaurante –de manera exacta y justa entre los asistentes– resultan ser verdaderos desafíos.
La causa de esto tiene que ver hasta cierto punto con que, a pesar de ser un órgano formidable y poderoso, nuestro cerebro tiene un límite en su capacidad cognitiva; más allá de este necesitamos ayuda, por ejemplo, de una calculadora o un asistente.
En promedio, una persona tiene que dividir su dinero en más de 60 tipos de gasto a lo largo de una año (sin considerar deudas o inversiones), cada uno con un monto distinto y con momentos y dinámicas de pago distintas. En este sentido, la mejor estrategia que podríamos utilizar en nuestras finanzas personales sería tener una estructura de gasto lo más simple posible pero, desafortunadamente, ​parece más fácil decirlo que hacerlo. 
Caracterizar estos tipos de gasto es importante para encontrar formas de simplificar la manera en la que pagamos y entender por qué, en ocasiones, nos encontramos sin dinero para cumplir con todas nuestras obligaciones.

Gastos hormiga, fijos, ocasionales, discrecionales,… ¿hay una clasificación adecuada?

Si consultas veinte blogs y libros de finanzas personales encontrarás al menos diez clasificaciones diferentes del ​gasto de una persona. Algunos autores asegurarán que los gastos solo son de dos categorías –vitales y no vitales–, otros de tres –fijos, discrecionales y ocasionales–, otros afirmarán que a los que realmente hay que ponerles atención son a los gastos hormiga –como el gasto en cafés y cigarrillos–, etc.
El problema con estas clasificaciones es que las etiquetas de fijo o vital no dependen del gasto sino de la persona que gasta. En otras palabras, el gasto en peluquería, por ejemplo, no es discrecional o no vital por ser un gasto de belleza; es posible que para alguien resulte vital o fijo.
Al final del día, la razón por la que una persona tiene problemas en su presupuesto probablemente nada tenga que ver con las etiquetas que le haya dado a su gasto. ¿Con qué sí tiene que ver?

Una alternativa a las etiquetas de gasto

La mayor parte de los problemas en el manejo de nuestro dinero tienen que ver con que hay gastos sobre los que tenemos más control –o que tenemos más presentes– y otros sobre los que no tenemos ningún control –o que olvidamos fácilmente–. De esta forma, después de pagar los primeros nos gastamos el dinero que nos sobra y, cuando llegan los segundos, nos vemos en dificultades para poder cubrirlos.

​El gasto sobre el que tenemos control

​Los gastos sobre los que tenemos más control y que tenemos más presentes son aquellos que se repiten predeciblemente (como el arriendo que hay que pagar el 5 de cada mes) o cuyo tamaño hace que sea casi imposible ignorarlos (como el pago de un semestre de la universidad).

​El gasto sobre el que no tenemos generalmente el control

​Por el contrario, los gastos sobre los que no tenemos mucho control o que no tenemos presentes son aquellos que no podemos predecir (como una emergencia) o los que se producen en periodos de tiempo muy largos (como el impuesto del carro, el SOAT, la renovación de una suscripción anual, de los que somos conscientes solo cuando nos llega la factura).
​Como veremos en un siguiente artículo, una de las razones por la que buena parte de los presupuestos no funcionan, es porque los hacemos sobre la base de los gastos que tenemos primero en la memoria y que se repiten constantemente. Igual pasa con los ingresos; generalmente, en un presupuesto no tenemos presente el pago de la prima, las vacaciones o cualquier otro ingreso extra que pueda llegar en un momento específico del año.
¿Qué podemos entonces hacer para no pasar por alto ​ese tipo de gasto sobre ​el que tenemos poco control?

Planear por categorías de gasto

A la hora de presupuestar, es mucho más fácil pensar en categorías que agrupen las cosas en las que nos gastamos el dinero, en lugar de pensar en cada gasto por separado y decidir si es vital o no vital, discrecional o fijo, hormiga o no.
Estas categorías pueden ser:

  • ​Alimentación
  • Vivienda​
  • Transporte​
  • Salud y autocuidado​
  • Entretenimiento y diversión
  • ​Vestuario​
  • Educación​
  • Comunicaciones
  • ​Otros gastos

Al pensar en entretenimiento, por ejemplo, es mucho más fácil identificar todas las destinaciones que hemos hecho de nuestro dinero a esa categoría, ya sea porque es algo repetitivo (ir a cine cada quince días) o muy ocasional (asistir a un gran concierto cada año).

gasto de un colombiano
Te invitamos a que hagas una lista de todos los gastos en los que predeciblemente incurres, así como los que aun siendo ocasionales sabes que tendrás que hacer en el próximo año.
Busca ​cada gasto según las categorías que te acabamos de sugerir, o aquellas con las que sientas más comodidad. En el siguiente artículo te contaremos cómo esa lista puedes utilizarla para hacer tu presupuesto o, mejor aún, planear tu flujo de caja.