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Presupuestar para tomar el control de tus gastos

Antes de leer este artículo asegúrate de que entiendes cómo presupuestar utilizando el modelo de flujo de caja. Si ya lo ​haces, ​sabes que es una herramienta que te permite hacer un análisis muy sencillo de tu situación financiera porque contesta una pregunta muy importante:
¿Hasta qué día te alcanza el dinero y cuánto más te hace falta? (con los supuestos de gasto que has hecho)
Es casi inevitable al ver el resultado de tu presupuesto no empezar a hacer ajustes para hacer que las cuentas nos cuadren, ¿cómo hacer entonces estos ajustes de la mejor manera?
Lo primero será empezar por tener presentes los únicos dos resultados posibles en el ejercicio de presupuestar:

  • En el horizonte de tiempo que escogiste no te falta dinero y siempre mantienes un saldo positivo en el efectivo del que dispones.
  • En el horizonte de tiempo que escogiste te hace falta dinero y hay al menos un día en el que el saldo de efectivo es negativo.

Si tu caso es el primero asegúrate de revisar nuevamente que no estés ignorando algún pago que tengas que hacer durante el periodo de tiempo para el que estás planeando. Si después de hacer este segundo chequeo sigues teniendo siempre un saldo positivo ¡felicitaciones!
En este punto podrías preguntarte si quieres hacer ajustes para tener más efectivo disponible o si con lo que te sobra es suficiente para tener un fondo de emergencias, o ​empezar a invertir a través de productos como CDTs o Fondos de Inversión Colectiva.
Si, por el contrario, en tu planeación hay días con saldos “en rojo”, el primer paso será revisar cómo se comportaría tu presupuesto si no tuvieras ninguna deuda.

​Empieza por ignorar las deudas al presupuestar, ¿por qué?

Hay dos grandes causas por las que nos falta dinero a final del mes:

  • Nuestro gasto es sostenible pero estamos pagando cuotas muy altas en nuestras deudas por el uso que hemos hecho de las mismas.
  • Nuestro gasto no es sostenible porque gastamos más de lo que ganamos.

​Cuando vamos a hacer ajustes ​al presupuestar es muy importante asegurarnos, antes que nada, de que nuestro gasto es sostenible. Para esto, basta tomar nuestro modelo y eliminar todos los pagos que hemos presupuestado hacer a nuestras deudas; en otras palabras, empezaremos por hacer de cuenta que no tenemos deudas.
Si después de hacer esto todavía tenemos días con saldos negativos entonces es necesario empezar por hacer ajustes en nuestros gastos básicos.
Si, por el contrario, al eliminar los pagos a deudas nuestro saldo es positivo, será importante preguntarnos si podemos hacer algún otro ajuste para reducir un poco más los gastos y luego ver qué alternativas podemos considerar para mejorar las condiciones de nuestros créditos y aliviar nuestro flujo de caja.
¿Cómo identificar qué ajustes debemos hacer en nuestros gastos? ¿Por dónde empezar a recortar?

Negociar contigo mismo en el presente y hacia el futuro al presupuestar

En el modelo tradicional de presupuesto, si tus gastos son mayores que tus ingresos solo hay una opción: dejar de gastar. Sin embargo, con el modelo de flujo de caja se nos abre una nueva posibilidad: reorganizar antes que eliminar.
En cualquier caso, es importante entender que ​cuando ​hacemos ajustes al presupuestar entramos en una negociación con nosotros mismos en el presente y hacia el futuro y, como en toda negociación, es necesario que ambas partes se acerquen, cedan en sus ambiciones y ganen también un poco para que el acuerdo sea sostenible.
Por esta razón, nos alejamos de la recomendación clásica de empezar por recortar todos los gustos que nos damos cuando necesitamos más efectivo y vivir únicamente con el dinero para pagar los gastos más básicos. En cambio, la propuesta que te hacemos es identificar entre todos tus gastos aquellos que consideras no negociables (por la satisfacción, utilidad o felicidad que te brindan) y de cuáles podrías prescindir sin tanto problema.

​Tres alternativas cuando no cuadran las cuentas al presupuestar

Una vez ​identifiques ​los ​gastos que estás dispuesto a eliminar, intenta primero postergarlos o moverlos hacia el futuro (para aliviar la presión que pueden estar haciendo sobre una semana o una quincena, por ejemplo); si no funciona, intenta disminuirlos y, en últimas, eliminarlos; después de cada acción comprueba si tu presupuesto mejora.
Claramente, entre más compleja sea nuestra situación financiera, más profundos serán los ajustes que tendremos que hacer. Sin embargo, el ejercicio del flujo de caja nos permite ver “la película completa” y entender que pequeños ajustes en varias de las categorías de nuestro gasto pueden tener el efecto que necesitamos para tener un saldo positivo en nuestro efectivo y no dejar de hacer las cosas que nos gusta hacer.
Te invitamos a que mires nuevamente tu planeación de gasto y empieces a negociar contigo mismo ahora; al presupuestar pregúntate qué puede esperar, qué puede ser más barato, en qué cosas quisieras invertir más, qué vale la pena eliminar, qué tan alineadas están las cosas en las que gastas con lo que consideras realmente importante en tu vida.
Te prometemos que al final tendrás un panorama mucho más claro de qué esperar en las próximas semanas o meses y una guía para hacer que las cosas que quieres sucedan.
¡Feliz ​presupuestar!