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La importancia de corregir los pequeños desajustes de nuestro presupuesto de gastos

​Los años bisiestos​ son un fenómeno que tiene lugar cada cuatro años y que guarda una lección muy especial para nuestras finanzas personales sobre lo importante que es tener en cuenta y corregir los pequeños desajustes.
En resumidas cuentas, un año bisiesto sucede porque nuestro calendario no está perfectamente sincronizado con el movimiento de la tierra alrededor del sol; digamos que se trata de una aproximación que en cierto momento se hizo al calcular la duración de un año en 365 días.
En realidad, la tierra se demora un poco más en dar la vuelta al sol (365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,25 segundos para ser exactos). Haber descubierto esto, con ese nivel de precisión, nos permitió tomar la decisión de agregar un día extra cada cuatro años para evitar “quedar descuadrados”.
De hecho, las consecuencias de no insertar ese día extra en el calendario son bastante extrañas: unos siglos tendríamos nieve en diciembre en el hemisferio norte y otros siglos tendríamos invierno en julio. Las temporadas de lluvia y las temporadas secas vendrían en distintos momentos con el pasar de los años, ​además.
El manejo que hacemos de nuestro calendario tiene una valiosa lección para nuestras finanzas personales: son los pequeños gastos no previstos los que pueden generar grandes irregularidades en nuestra situación financiera.
El principio que está escondido detrás del refrán que dice “cuida los centavos que los pesos se cuidan solos” es el mismo principio por el que cada cuatro años ponemos un día más en el calendario.
Todo esto para decir que no basta con imaginarnos cuáles son los grandes gastos que tenemos que hacer en un día de quincena: es necesario empezar por adoptar el hábito de planear nuestro gasto con anticipación, e incluir en esa planeación las cifras extra que generalmente no tenemos en cuenta.
Si todavía no hemos realizado el primer presupuesto de nuestras finanzas personales de este ​año, aprovechemos ese día extra que nos ganamos y hagámoslo. No importa mucho en dónde lo hagamos, sino que tengamos en cuenta los grandes errores que generalmente cometemos haciendo un presupuesto de gastos.
El primero y el más grande de todos es no hacerlo. Hacer un presupuesto de gastos no es hacer cuentas mentales pensando en esas cinco o seis grandes categorías de gasto que tenemos usualmente: significa sentarse y decidir sobre el papel (o cualquier otro medio) qué queremos hacer con nuestro dinero en los próximos días, las próximas semanas o el próximo mes.
Solo hay una fórmula: ingresos menos gastos. No necesitamos más matemáticas que la aritmética básica y, a cambio, generamos un marco de referencia que nos permitirá intuir cuando algo se aparte del plan.
El segundo error es que tendemos a hacer cuentas influidos por un exceso de confianza. De hecho, se sabe científicamente que en los hombres el efecto del exceso de confianza es más acentuado que en las mujeres. Incluso sabemos que hasta los que se confiesan como “pesimistas” también se sobrevaloran.
El tercer error –-que marca la diferencia entre el presupuesto’ de gastos útil y el que no lo es– -es pensar solo en el cuánto y no en el cuándo; en otras palabras, hacer cuentas solo con los montos de dinero que recibimos y gastamos y no con las fechas en las que tenemos previstos nuestros ingresos y gastos.
Así, al momento de hacer nuestro presupuesto vale la pena tener en cuenta:

  • Trabajemos siempre sobre un escenario moderadamente pesimista. Esto es útil porque si tenemos las expectativas bajas y las cuentas nos cuadran, cualquier cosa que suceda para bien será una excelente noticia.
  • Asegurémonos de tener la información claray de saber dónde encontrarla, dónde encontrar el valor exacto de lo que nos llega a la cuenta por nuestro trabajo, de lo que pagamos en nuestros créditos o de lo que nos gastamos en alimentación o transporte, por ejemplo.
  • Escribamos no solo el valor de los ingresos que esperamos recibir sino también la fecha en la que esperamos que eso suceda.
  • Hagamos lo mismo con los gastos: revisemos las diferencias entre lo que tenemos disponible para gastar y lo que debemos gastar. Nos daremos cuenta de que si hay días con saldo negativo es porque puede haber problemas en nuestras finanzas.
  • Si tenemos días con saldo negativo en nuestro presupuesto podemos decidir mover ciertos gastos, pedirles a nuestros acreedores que nos cambien el ciclo de facturación o la fecha de pago, reducir o priorizar el consumo de algunas cosas, reestructurar nuestros pasivos o acudir a nuevas fuentes de ingreso.

No hay forma de hacer un presupuesto perfecto, nadie lo hace… cualquier ejercicio financiero tiene una parte de ciencia y matemáticas y una parte de intuición.
Lo importante es seguir el curso de nuestro dinero, registrar nuestros gastos al nivel de detalle al que nos sintamos cómodos y compararlos con nuestro presupuesto de gastos; esto nos permite identificar los desajustes y corregirlos, tener pequeños 29 de febreros en nuestras finanzas personales.
Todavía estamos a tiempo de cumplir nuestros propósitos de año nuevo, todavía estamos a tiempo de pagar esa deuda de la que queremos salir, todavía estamos a tiempo para empezar a ahorrar para ese viaje que queremos hacer o la casa que queremos comprar.
Pero las cosas no se hacen solas y es preciso decidir sobre los centavos tanto como lo hacemos sobre los pesos. Recordemos, como dice el dicho popular, que quien no acude a gotera, acude a la casa entera.